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Posted by : Nuestra señora del Valle y San Vicente Palotti jueves, 12 de febrero de 2015

Historia

La Renovación Carismática Católica tuvo sus orígenes en 1967, cuando un grupo liderado por William Storey y Ralph Keifer, dos profesores laicos de la Universidad de Duquesne, en Estados Unidos, decidieron orar juntos para pedir el Bautismo en el Espíritu Santo. Por influencia de dos jóvenes laicos de los Cursillos de Cristiandad, Ralph Martin y Stephen B. Clark, leyeron un libro pentecostal llamado La Cruz y El Puñal en donde se narraba el ministerio cristiano del pastor pentecostal David Wilkerson entre pandilleros neoyorquinos, recibieron su primera efusión pentecostal en el Espíritu Santo.4 Luego habrían recibido el llamado “don de lenguas” y otro tipo de carismas, como el de sanación, que son típicos de toda corriente pentecostal o carismática. En poco tiempo el movimiento se propagó a otras universidades, como Notre Dame, en Indiana y East Lansing, en Michigan. Otro de los propagadores del movimiento carismático en la Iglesia católica fue el pastor pentecostal David du Plessis, quien contribuyó al acercamiento del nuevo movimiento católico a las distintas corrientes del pentecostalismo protestante.
A los pocos años de su nacimiento, la "renovación" traspasó las fronteras de los Estados Unidos. A comienzos de los años 70, el movimiento carismático arribó a América Latina, cuando algunos predicadores protestantes bautistas y católicos, en particular Francis MacNutt, fueron invitados por el sacerdote colombiano Rafael García Herreros, eudista, quien dirigía una fundación social y eclesial llamada "Minuto de Dios" para ayudar a familias obreras. Varios sacerdotes y laicos de dicha comunidad religiosa se adhirieron a esta corriente como su sucesor, el padre Diego Jaramillo, y desde entonces, el Minuto de Dios se ha convertido en un importante (mas no único) centro de difusión del movimiento carismático en el ámbito regional, utilizando los medios de comunicación como la prensa, la radio y la televisión, organizando seminarios de iniciación (los ya mencionados "Seminarios de Vida en el Espíritu"), asambleas, congresos, misas, retiros y otro tipo de actividades.
El movimiento carismático tuvo un gran impulso en la década de 1970 y un crecimiento más lento, pero sostenido, a partir de los años 80.
En América Latina la Renovación Carismática ha tenido gran acogida, debido en parte a las particulares características festivas y espontáneas de su población, que además es proclive a aceptar la presencia sobrenatural como parte de la vida cotidiana.
La renovación carismática suele tener como vehículo diversos difusores, entre ellos los "Grupos de Oración", donde las personas se reúnen periódicamente para alabar, adorar y bendecir al Señor, leer las Escrituras, ser catequizadas y compartir su testimonio de conversión. Se organizan congresos carismáticos de alabanza para grupos en particular, como, por ejemplo, de adolescentes y jóvenes, de la vida consagrada, de matrimonios, de solteros, etc. o generales.
En estos congresos y en los Grupos de Oración se enfatiza la predicación, la oración, la glosolalia, la música, la alabanza, los testimonios de conversión de vida.
En la renovación carismática se encuentran dos grandes modelos de organización.
El primero, adoptado especialmente en América Latina, se centra en grupos de oración parroquial, independientes entre sí, generalmente sin estatutos ni superiores, sino solamente dirigentes, llamados también servidores, sin autoridad jurídica, pero siempre sujetos a la autoridad eclesiástica. Cada grupo elige algunos servidores que tienen como funciones principales: reunirse para discernir en la oración lo que conviene al grupo; proponer y, si es necesario, coordinar los servicios apropiados, como la acogida, orden, música (cantos para la oración), biblioteca, etc.; proponer y organizar; estar en contacto con los representantes de la Iglesia; conectar con la coordinadora de la zona y en general estar siempre al servicio de los demás integrantes de su grupo o comunidad de oración. El otro gran modelo de organización, es el de las comunidades de alianza, que se dan cuando un grupo de carismáticos se compromete con estatutos, votos, diezmos y otras estructuras. Este modelo surgió en los Estados Unidos desde la Comunidad La Palabra de Dios, y ha tenido gran difusión en países como Francia, Bélgica, Italia y Alemania. Entre las comunidades de alianza más reconocidas por su desarrollo y expansión internacional se encuentran el Pueblo de Alabanza, la Comunidad del Emmanuel, la Comunidad de las Bienaventuranzas y la comunidad Siervos de Cristo Vivo.
Se calcula que alrededor del 12 por ciento de los católicos son carismáticos, de los cuales la mayor parte son latinoamericanos.

Objetivos


*                  Fomentar la conversión madura y constante a Jesucristo nuestro Señor y
           Salvador
*                  Fomentar una receptividad personal decisiva a la persona, presencia y poder
           del Espíritu Santo
*                  Fomentar la recepción y utilización de los dones espirituales, no sólo en la RCC,
           sino también en la Iglesia en toda su extensión
*                  Fomentar la obra de evangelización en el poder del Espíritu Santo, incluyendo la
           evangelización de los no bautizados, la reevangelizacion de los cristianos
           nominales, la evangelización de la cultura y las estructuras sociales
*                  Fomentar el crecimiento constante en santidad a través de la integración
           adecuada de estos énfasis carismáticos en la plena vida de la Iglesia
Una misa de sanación es una eucaristía en la que se enfatizan los carismas del Espíritu Santo para dar fortaleza física y espiritual a los fieles.
Una misa de sanación es una celebración eucarística normal, en la que se hace énfasis en los carismas y dones del Espíritu Santo, a fin de difundir fortaleza física y espiritual a la salud de los fieles.
Se ha hecho usual que en algunos templos católicos, los fieles se reúnan para tener celebraciones carismáticas. En ellas cantan con entusiasmo, levantan los brazos y expresan su alegría con fuerza. Estos ritos suelen parecerse a los de los protestantes evangélicos.
Pareciera que estos ritos de entusiasmo, en los que se invoca al Espíritu Santo, son contrarios a la liturgia católica. Sin embargo, existe un tipo de misas en las que se invoca al Espíritu Santo para que infunda salud física y espiritual a los fieles. Estas son las misas de sanación.
Toda optimación viene de Dios, pues Él es la última perfección a la que las cosas tienden según su naturaleza. Por tanto, toda salud, que es la conservación del estado óptimo y natural, viene de Dios. En latín, salvación se dice salus, palabra que dió origen a “salud”. Esto nos indica que la salvación es salud, o sea, la permanencia en un estado óptimo que es principiado y encontrado en Dios. Las misas de sanación intentan recuperar el estado óptimo perdido a través de la invocación carismática del Espíritu Santo.
Estas celebraciones pueden ser oficiadas por cualquier presbítero, y a ellas acuden principalmente las personas que han perdido la salud del espíritu debido a la desesperanza, la pérdida de la fe o la falta de caridad. De modo semejante, acuden personas aquejadas por enfermedades corporales. Por desgracia, muchos fieles acuden a las misas de sanación como un último recurso y buscando una solución mágica a los problemas que sufren.
Debemos decir que Dios no soluciona mágicamente las enfermedades físicas y espirituales, sino que su Espíritu Santo  nos mueve e inspira a buscar una solución. Claro que Dios interviene en la existencia humana para su optimación, pero tomando la naturaleza propia y mejorándola. Por tanto, es recomendable acudir a las misas de sanación si se tiene un problema, pero no debemos buscar soluciones mágicas ni espontáneas. En Dios siempre podemos confiar, pero debemos saber que, no obstante los milagros existen, Dios cura las enfermedades haciendo óptima nuestra naturaleza.
También es recomendable saber que las misas de sanación deben seguir los lineamientos de la liturgia, por lo que las actividades desmedidas como el baile, o el canto inapropiado no son convenientes. Es buena la presencia de la música pues el entusiasmo acerca a Dios, pero todo esto debe desarrollarse dentro de un marco litúrgico apropiado.
Por último, mencionemos que una misa de sanación no es un rito mágico. En una misa, Dios se hace presente con su poder amoroso a través de los sacramentos. Mientras que la magia intenta reclamar para el hombre el poder que solo es propiedad de Dios. Dejemos que Él nos cambie para bien, que nos sane y que nos haga felices, pues Él quiere que todos los hombres se salven, o sea, que tengan un cuerpo y espíritu óptimos.





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